Deseos

Nos pasamos la vida deseando; es más, creo que vivimos para desear. Supongo qe es inevitable, y no puedo negar que hacerlo da un toque de positivismo a la vida. Porque al fin y al cabo, el saber que existe una mínima probabilidad de que se cumpla algo que queremos, por muy pequeño que sea, nos llena de felicidad.
Al soplar las velas de la tarta de cumpleaños pedimos un deseo; cuando se nos cae una pestaña la colocamos en la palma de la mano, para que al soplarla, podamos pedir otro; cuando vemos volar un avión otro; al tirar una moneda a una fuente o al soplar los pétalos de una flor otro más...
Diría que un deseo es como un sueño secreto. Y yo, cada vez que se me brinde la oportunidad, voy a desear que se cumplan todos mis deseos. Pero mejor no os los cuento, que quiero que se hagan realidad.